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¿Está llegando a su fin la era del petróleo?

Fecha de publicación en Latinclima: Martes, Noviembre 14, 2017
Autor institucional: LatinClima
Región: Mundial
Año de publicación: 2017
Katiana Murillo
El complejo geotérmico Larderello, en La Toscana, Italia, que consta de 34 plantas con una capacidad neta total de 769 MW, es la tercera mayor instalación de energía geotérmica del mundo.

Dos posibilidades se abren en estos momentos: una en las que las compañías petroleras seguirán reinando mientras el planeta se calienta a niveles extremadamente peligrosos y otra en la que los niveles de gases de efecto invernadero se estabilizan y estas compañías pasan a ser parte de la historia.

En el Museo del Carbón de Kentucky, Estados Unidos, los visitantes pueden conocer todo lo referente a ese combustible fósil, pero el techo del edificio es otra historia: 80 paneles solares fueron instalados para aprovechar el poder del sol para generar energía a bajo costo. ¿Ironía o tendencia?

Un estudio realizado por la Lappeenranta University of Technology (LUT) de Finlandia y Energy Watch Group (EWG), dado a conocer en el marco de la pasada cumbre climática, COP23, que se llevó a cabo en noviembre en Bonn, Alemania, muestra que la transición global a una electricidad 100% renovable, lejos de ser una visión a largo plazo, está sucediendo ya.

El estudio, denominado: Sistema global de energía basado en 100% energía renovable - sector de electricidad,  señala que "una transición global a electricidad 100% renovable es factible a toda hora a lo largo del año y es más costo efectivo que los sistemas existentes, ampliamente basados en combustibles fósiles y energía nuclear. De ahí que "la transición energética no es más una cuestión de factibilidad técnica o viabilidad económica, sino de voluntad política".

Las actuales tecnologías ya incluyen almacenamiento para garantizar un constante suministro con el fin de cumplir la demanda entera de electricidad del mundo para el 2050, lo cual puede suceder incluso antes con el suficiente apoyo político, según se desprende del estudio.

El Presidente de EWG, Hans-Joset Fell, vía Climate News Network, señaló que “no hay razón para invertir un dólar más en combustibles fósiles o energía nuclear”, ya que la energía renovable brinda un suministro costo-efectivo.

Información de CDP, dada a conocer el pasado 27 de febrero, muestra que 100 ciudades en el mundo (de 570 que reportaron a CDP) obtienen el 70% de su electricidad de fuentes renovables como el sol, el agua, el viento y la geogermia. La gran mayoría están en América Latina (57%), seguidas de un 20% en Europa y un 9% en Norteamérica y África.

La otra cara de la moneda

El discurso de las petroleras, sin embargo, es otro: de acuerdo con Mark Campanale, director ejecutivo de Carbon Tracker Initiative, quien habló en el XIV International Media Forum for the Protection of Nature de Greenaccord, realizado en Florencia, Italia el pasado mes de noviembre, las petroleras desestiman el creciente rol de las energías renovables, ignorando los inminentes cambios en energía. Por ejemplo, British Petroleum (PB) está proyectando un incremento en el uso de combustibles fósiles de un 24% para el 2035; Exxon, un 27% para el 2040; y Shell, un 37% para el 2040. La OPEC, por su parte, se apega valientemente a un incremento del 54% para el 2040.

Lo cierto es que para limitar el calentamiento global a 2 °C, es necesario limitar las concentraciones de C02 a 450 partes por millón (ppm) y para el 2040, la demanda de carbón requiere estar un 45% por debajo de los actuales niveles “business as usual” y la de petróleo y gas deben ser un 30% menor. Una cifra por debajo de las 900 gigatoneladas (Gt) de CO2 pueden ser quemadas para mantener el aumento en la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C.

Nuevamente la proyección de las petroleras es otra: por ejemplo, la compañía de petróleo y gas Santos, de la región de Asia-Pacífico, ha admitido que su plan de negocios está basado en un escenario de cambio climático de un aumento de 4°C en las temperaturas globales.   

Pero si los gobiernos aumentan su ambición para no sobrepasar los 2 °C aun cuando el camino es largo todavía y solamente EE.UU manifiesta, como gobierno, no querer ser parte del Acuerdo de Paris, la realidad podría ser totalmente distinta.

Carbon Tracker estima que en los próximos 10 años, el 42% del capital de gasto de Shell es para proyectos que serán innecesarios en el mundo de los 2 °C y que los vehículos eléctricos (la otra parte de la ecuación al lado de la generación eléctrica con renovables), podrían abastecer el 35% del transporte en carretera para el 2035 y cerca del 66% para el 2050.

Nuevas posibilidades

Un reciente informe de la Corporación Financiera Internacional (IFC), del Grupo del Banco Mundial, revela que las inversiones en energía renovable en el mundo, donde América Latina y el Caribe es una región líder, podrían ascender a $11 billones de dólares acumulados para el año 2040 si se implementan reformas que faciliten subastas de energía renovable, reformas de títulos de propiedad y marcos regulatorios para favorecer el almacenamiento de energía.

Asimismo, las inversiones en almacenamiento solar y de energía fuera de la red pueden alcanzar los $23,000 millones de dólares al año para el 2025, si los países emplean tarifas diferenciadas, estándares técnicos y de seguridad claros, así como incentivos financieros específicos, al tiempo que respaldan nuevos modelos de negocio para la energía solar comunitaria y soluciones financieras innovadoras.

En el arranque de la COP23, el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), incluyendo a los CEOs de 200 compañías a nivel global, se pronunciaron a favor de un diálogo facilitativo entre gobiernos y compañías con el objetivo de medir el progreso colectivo de las metas del Acuerdo de París  e incrementar la ambición de las Contribuciones Nacionales o planes climáticos de los países.

Quién tenga la razón de lo que sucederá en el futuro y si las petroleras pasarán a ser parte de esas compañías que se extinguen por ofrecer bienes que ya no se necesitan, es algo que dependerá del éxito en el cumplimiento del Acuerdo de París.

 

 

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